lunes, 24 de octubre de 2011

EL PODER DEL VOTO

Por. Marcel Darío Pedraza Martinez
        Candidato a la Alcaldía Dosquebradas *

Para hablar del poder del voto, debemos primero definirlo. La Real Academia de la Lengua española lo define como la “manifestación de la opinión o voluntad de las personas consultadas en una elección”, pero también que es un “el derecho que tiene una persona de manifestar su opinión  en una elección”. Políticamente hablando, el voto es la manifestación del ciudadano de poder elegir sus dirigentes, no en vano tiene rango constitucional como derecho a elegir y ser elegido.
Pero también existe el voto de opinión o de protesta: el voto en blanco, que es la forma activa y civilizada mediante la cual el ciudadano manifiesta su insatisfacción respecto a los candidatos postulados. Una votación blanco mayoritaria indica al Estado, que ninguna de las propuestas o candidatos representa sus intereses ni despierta su aprecio y además, ordena que las votaciones sean anuladas y se repitan con candidatos diferentes y propuestas nuevas. 
Veamos otras formas como el voto puede manifestar su poder:
La revocatoria del mandato: es un derecho político, por medio del cual los ciudadanos terminan el mandato que le han conferido a un gobernador o a un alcalde.
La consulta popular es cuando una pregunta de carácter general sobre un asunto de trascendencia nacional, departamental, municipal, distrital o local, es sometido por el Presidente de la República, el gobernador o el alcalde, según el caso, a consideración del pueblo para que éste se pronuncie formalmente al respecto.
Referendo derogatorio o aprobatorio, es el sometimiento de un acto legislativo, ley, ordenanza, acuerdo o resolución local, en todo o alguna de sus partes, se somete a consideración del pueblo para que decida si lo deroga o lo aprueba total o parcialmente.
El plebiscito. Es cuando el pueblo convocado por el Presidente de la República,  apoya o rechaza una decisión del Ejecutivo
Consulta popular. Es cuando una pregunta de carácter general sobre un asunto de trascendencia nacional, departamental, municipal, distrital o local, se somete por el Presidente, gobernador o el alcalde, lo somete a consideración del pueblo.
Pero existe también la convocatoria a la constituyente, cabildos abiertos, juntas administradoras locales, movimientos cívicos y sindicatos entre otros en que el voto tiene fuerza mandante.
En todos los casos, la decisión del pueblo es de obligatorio cumplimiento.  “Este es el poder del voto”.
Se estima que existen 1’280.000 armas de fuego adquiridas legalmente, y si estimamos que por cada legal hay 5 armas ilegales entonces existen  7’680.000 armas en total; Pero somos 30’689.254 Colombianos aptos para votar y este número que es 4 veces el número de armas y la debilidad de las armas se manifiesta pues luego de casi 60 años de guerra interna no se ha alcanzado el cambio social sin contar con el alto costo económico y de miles de vidas de Colombianos inocentes que perdieron sus vidas.
El  voto surge pues, como la oportunidad del ciudadano, no solo para manifestar sus necesidad sino de imponer un cambio social.
Entonces, aquellos que por apatía o desconocimiento de la importancia de su voto no votan,  al no hacerlo, se están sometiendo a la voluntad de aquellos que sí votan.
Se ha hecho común la práctica de los políticos  de ofrecer regalos, dinero a los votantes para conquistar sus votos y no con propuestas ni programas inteligentes para el bienestar de todos y eso no es política, es una forma infame de compra de votos aprovechándose las necesidades de la gente cuando el voto ciudadano al igual que los votos de castidad o de pobreza deben ser sagrados y un acto de conciencia.
Si entendemos que el voto es la forma civilizada de expresar nuestra afinidad con un candidato, bien por su carisma o por su programa de gobierno y que de la elección que hagamos para bien o mal depende cómo vayan las cosas mas allá de los siguientes cuatro años para el bien nuestro y de nuestros hijos, entonces diremos que debemos decidir a votos de castidad o de pobreza conciencia.
Reprochemos aquellos que en época electoral nos endulzan con regalos dinero y aun con obras de momento; reprochemos aquellos que traen intereses personales o representan el de sus amigos y los anteponen a los intereses generales; reprochemos también aquellos que al amparo del poder de los gobernantes de turno, se presentan como una nueva opción cuando realmente son el continuismo y no olvidemos que hay lobos que vestidos con piel de oveja.
Pero valoremos aquellos que a pesar de las maquinarias políticas, se presentan de manera seria y respetuosa a la comunidad, con ideas y programas pensados en el ejercicio verdadero de la política que no debe ser otra, sino la búsqueda del bien general y la realización de las soluciones a las necesidades comunes y puntuales de la ciudad y sus gentes.
Por eso, cada elección es una oportunidad única e irrepetible que tenemos todos los ciudadanos de bien, para elegir nuestros gobernantes;  y es tal el valor del voto que aunque no votemos, elegiremos por omisión de todos modos.
¿Por qué dejar servido el banquete al que nos han convidado? Votar es un derecho que debemos ejercer con inteligencia y con amor de patria. Es la  forma de identificarnos con nuestro entorno y con nuestros gobernantes. Debemos hacer presencia en las urnas pues aunque no lo creamos, así estamos siendo “ciudadanos de calidad” que es lo menos que le debemos a nuestros próceres y lo mejor que heredaremos a nuestra descendencia “ser ciudadanos de calidad”.
Con la visión de servicio hacia la gente plasmada en la propuesta de gobierno “Por una ciudad diferente al servicio de la gente” de este candidato se propone a la comunidad de Dosquebradas, una opción incluyente, realista y alcance de su voto para que éste 30 de Octubre hagamos el cambio que todos necesitamos.
* El autor es médico egresado de la Universidad de Caldas. Abogado en formación de la Universidad Libre de Pereira.

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